PERTURBACIONES
(1967)
Ediciones Renovación
Santiago de Chile
CICLISTAS
Este día comienza
con una conversación jadeante de ciclistas
que se internan en el cielo.
A esta hora un hombre siempre tiene
algo en común con los santos
y sus vicios lo abrigan,
sus vicios, únicas virtudes a que apelar
cada vez que comienza un día como éste.
Y se pregunta ¿cómo es que dormían los santos
con esa horrible sencillez entre las manos?
Abajo la calle pasa en un resoplido vacío
y una sábana ululante frota los vidrios
y piensa en sus propias apuestas con el día,
cuál de sus ojos caerá desprendido
la próxima vez,
la próxima apuesta que pierda con su alma
hecha trizas, pendiente de los dados rodando,
girando, dando trastabillones en pos del Uno
indicador del vacío de su corazón,
más vacío que el de los ciclistas
que vuelven con el atardecer, ahora en silencio,
pedaleando livianamente por el aire.
LAS ÁGUILAS
Dormir cubierto de águilas
Sentir el peligro en las sienes dormidas
como un fuego de alarma
Mis ansias desmayadas duermen en el valle
Más abajo, donde ruedan los astros en desastre,
cae mi mano sorprendida entre objetos inquietantes
hasta que este riesgo poderoso palpa mi cabeza,
madre de mi locura
Todo hombre duerme a la vera de su estampida,
es que este temor trae adormecimiento
Entre tanto sueño y escándalo de sueños
el águila practica torpemente
con las alas abiertas
Desde hace mucho tiempo madre
desgarro en jirones tu belleza,
tu rostro insoportable que olvidé
enrolándome como artista de feria
y cada lugar era más aterrador y más lejano
Las águilas vigilan mi desidia
con ellas podría volar
casi sin muerte a cuestas
y era tú madre viscosa
quien hurga con sus largos dedos en mi corazón
cuando las fétidas y silentes
me levantan en vilo
Tu presencia me asalta
y el estallido de mis fuerzas
son estas águilas que perturban mi sueño
Soñé que mi mano entraba a saco en el secreto
y al despertar mi cabeza y mis manos
eran rojas y vivas
Soñé que hablaba entre los hombres
y desperté dando graznidos y cloqueando
Soñé que estaba tan lejos de mi cuerpo
que no poder acercarme hizo explotar mi corazón
Al despertar ocupaba mi lugar entre las otras
junto a ti madre cruel y misteriosa
INSTANTÁNEAS
En el mar muerto de las viejas fotos
estas damas con aureolas de polvos de azafrán
quedaron para siempre inacabadas.
1912: ya nadie vive de ese entonces
y del paseo familiar al estero
nadie recuerda con certeza -nadie puede recordar-
esa vaga tristeza en el umbral de las pupilas
y el reflejo de los paños de mesa, un vaho rojizo,
que aterrba a los perros echados a los pies
"A mí me gustaría morirme en sueños, como un halcón
........................... en vuelo"
la vieja señora de nariz recta y alta
quedó inmovilizada por el magnesio
dispuesta a saltar abruptamente sobre su propia tumba;
a sus flancos, familiares sonríen como pájaros
mirando al sol del ocaso,
inaudíbles graznidos grabados en sus frentes
que ahora desciframos sumando y restando la suma
..................................... de los años,
dividiendo y sacando la raíz cúbica de nuestro vaticinio.
"Este invierno ha sido muy crudo para mí, las
................................................... viejas dolencias
a la espina dorsal me tienen a mal traer..., tengo miedo...,
tengo miedo de verdad..., no sé..., tengo miedo de veras".
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