CIC Colectivo La silla

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Chile

Programa de Literatura en TV

viernes, 4 de marzo de 2011

Alejandro Ananías Saavedra - Chile

EL BOSTEZO

Fragmento del libro "Proyecto de Obras Completas", en proceso de edición por Ediciones La silla.

Ese estilo caballerístico, de hombres con buen sueldo y casa suburbio pagada,
es un estilo cuidadoso y sigiloso cuando se trata de válvulas de escape; ( las consabidas ventanas
de los psicólogos );
ese hombre sigiloso, escogiendo rincones con luz a media luz
para perpetrar su desahogo
con tanta siembra y cosecha en la huerta de una familia que adora,
al igual que quien le ayuda, en los rincones,
a apagar la media luz;
hombre de parcela lo llamo,
con trabajo bendecido y eyaculaciones multilaterales,
se las arregla, de una u otra forma
para que lo sigan saludando respetuosamente
en los clubes socialité,
donde beben Bourbon otros sigilosos
otros trabajadores
otros eyaculadores multilaterales;
es la ley de la ciudad pequeña,
cuando las culpas y los desórdenes maritales
desaparecen en el matrimonio del siguiente sábado,
oportunidad perfecta para seguir apretando manos
para que la abnegada compañera luzca su mejor vestido,
que de seguro,
será comentario obligado en la peluquería de día Lunes.



Sabrán de conciencia o
¿ Serán discípulos de Diógenes?;
sabrán de la preparación de las hostias,
que tragan con los ojos cerrados y caminan de vuelta al banco
donde espera una tranquila esposa, una agradecida mujer
que no se da cuenta de que cada día
la eyaculación disminuye en volumen
a la vez que aumentan las horas de televisión:


este hombre parcela, que entra y sale
( textual )
de cuanta comida aceitosa se le ofrezca,
discípulo obediente de Diógenes ( quizás sin saber quién era éste ),
sigue su ritmo de felicidad polietileno
a la vez que su sueldo sigue aumentando
debido, como es natural,
a su eterna sonrisa descansada;


porque la parcela tiene límites,
fronteras que le dan nombre y apellido al super eyaculador,
y por ende a toda su familia ( este falo socializador! );

el recinto tiene una puerta en el frente
que generalmente deja junta
en sus noches de vicioso descanso
mientras la señora eyaculada duerme a los niños,
alguna vez eyaculados;

el se desliza como lince entre los faroles
encendidos
de un apetito que lo mantiene ansioso
con un cosquilleo en esa parte inferior del
instrumento,
buscando en la oscuridad
la mano que le quite la sensación de pepita de
oro
incrustada allí abajo,
donde comienza y termina su multilateralidad.



¡Ah!, y esos otros, que son unilaterales
fervientes esposos y padres, con sus libros antiguos
que van cambiando el rumbo y el tono
de pensamientos que insisten
en recordar la pepita dorada,

arrinconada en una virilidad muerta por la
soberbia

de los aspirantes a la superioridad moral;
ese aspirante, que al pasar frente al prostíbulo,
siente entre un miedo y una comezón
en la base de un escroto, acostumbrado ya
a actuar mecánicamente ( por mas agüita que le eche a la plantita );

esos prostíbulos, tan desconocidos, que llenan
de imaginación fantasiosa su sistema para-simpático

haciendo de la velada nocturna marital
una suerte de rito sacrificador de deseos muchos más grandes y violentos

que el orgasmo brindado por su mujer;
es que así es el hombre parcela,
siempre dejará la puerta abierta para no sentir
el abismo de mirar a las prostitutas sin maquillaje;

se moriría de vergüenza, se retorcería su hígado

de whisky 12 años,


peor aún,

vería en la trabajadora sexual
el rostro de su mujer aquellas mañanas de lunes
cuando, descansado, sale a regalar su sonrisa Diogeniana
en los clubes socialité.


Y aquellos solitarios, con otro tipo de recintos protectores,

salen en sus noches de hambre y nervios testiculares
en busca de la mina que esconde el oro, aquel oro
convertido en obsesión para un caballero masturbador de eyaculaciones;

son los mas caballeros, los mas sonrientes,
con esas máscaras de joven tierno y sensible
pero con dentadura careada de tanto limpiar comida atascada;

son cuidadosos en elegir vagina disponible,
no poseen afán de compromiso mas allá de extraer
aquel oro arrinconado al final de su instrumento de batalla;

se les ve caminando por las calles,
buscando palomillas que no saben muy bien
el arte de la danza del pelo;
es que no han reparado en esa venita amarilla
entre ombligo y pubis;

son hombres de parcela heredada,
con doble protección en caso de embarazo embarazoso;

los profilácticos, que tanto molestan a las doncellas,

los utilizan sigilosamente en el preciso momento

cuando una humedad desconocida recorre sus entrepiernas;
una humedad que algún día las convertirá
en una abnegada esposa de un eyaculador multilateral.
El hombre feliz, de parcela feliz y esposa
amargada
es simple-mente un inconciente,
hijo de su madre
arrancando del incesto con cuanta
lubricación
se le cruce en su camino
de hombre feliz;
este es el caballero simpático
adulador de los pelos femeninos
que se dejan acariciar por estas manos
tan laboriosamente cuidadas por su madre;
no es discípulo de Diógenes, es su
reencarnación,
paseándose por el paisaje de senos y nalgas
que le brinda la levedad de su cuerpo fe-liz;

su trabajo es el eslabón para atrapar
de chincol a jote,
con esa sonrisa encantadora de niño bueno
pero con el instrumento listo para la
metralla aburrida
de tanta amabilidad
de tanta acogida
de tanto suburbio;

es el hombre fe-liz, buscador de adrenalina
mas allá de su gigantesca parcela
buscador del oro aceitoso que lo relaje al
dormir
en las noches de aburrimiento
junto a su mujer
de martes a domingo,
con el televisor encendido.

Breve Reseña

Alejandro Ananías Saavedra nace en Concepción el 6 de febrero de 1962.
Ingresa a la carrera de Ingeniería Civil Química en la Universidad de Concepción, obteniendo el titulo en 1986.
En 1990 obtiene un diplomado en Administración y Finanzas en la misma casa de estudios. Hacia el 2002, ingresa a la carrera de Sociología, estudios que mantiene congelados al día de hoy.
Ha editado un libro en forma independiente , “ Linternas del día “, con ediciones Escaparate, su segunda obra, “Clínicamente Probado”, editada por Mosquito Comunicaciones, Viaje Psíquico editada por Ediciones La silla.


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