Calaveras deslumbrantes
A pleno día, a pleno sol, incluso bajo la luna, caminan orgullosas en su efímera luz
Preocupadas de lo incierto y en lo incierto conviven impertérritas, sin lágrimas trémulas
Calaveras traslúcidas, sucias, mágicas, putrefactas, etéreas, caminantes, desplazadas,
Abrazadas, amadas, despreciadas, calaveras tan sólo calaveras que deslumbran la mirada,
El tacto, la cintura, el microbús, las carreteras, los cables, el fax, todos transportan calaveras
El infinito se desploma renaciendo como larva
El amanecer es un estandarte enarbolado por una calavera y el atardecer su espada ciega
En la noche danzan locas bajo la luna, como amantes desbocados hacia el acantilado
Una a una se someten, al fin y al cabo son calaveras cubiertas de piel roja
Con sombras blancas como rayos invisibles
Calavera arbórea, disfrazada de flores
Calavera marina, casi alga, casi pez
Calavera pétrea, en museos y cementerios
Calavera animal con garras, fauces y rugidos
Calavera insecto que vuela, repta y teje
Calavera sideral, hombres, aliens y clones infinitos
Calaveras rockeras que dreamean en electro activo
Calaveras suaves de un solo día
Calaveras revolucionarias que cambian las estaciones
Calaveras llorosas que se despiden entre ellas
Calavera graffiti en la pared desteñida y triste
Calaveras reyes, princesas, esclavos y súbditos
Calaveras dioses en la tierra de las nubes
Calaveras virtuales con telarañas en los ojos del software
Yo te escribo, calavera deslumbrante, mientras Hamlet vestido de novio, espera morir.
Lunas clandestinas
La mañana me abraza piadosa y descubro que he soñado,
Que perdí la libertad en los recodos de tu cuerpo,
Que tejí de ilusiones la noche que nos amamos,
Que me abracé a tus piernas canturreando atardeceres,
Que deslumbré los ecos con mis murmullos,
Que no eras mío y nunca lo serás, aunque lo fuiste, herido,
De placer, de dudas, de lamentos, mientras el tango auscultaba,
Mis oídos y tus brazos danzaban en la cama cubriendo los sexos,
Como látigos invisibles los susurros y el whisky y el cigarro,
La puerta cerrada me indica que no estás y el estallido,
De realidad incierta me encierra en laberintos y encarcela,
No hay certeza que el sol me alumbre el rostro y respiro,
Siento alivio al palpar mis piernas y espero que corran,
Hacia la luz que comienza a invadir lentamente el territorio,
Aunque sin destino, la vida nos convierte en lunas clandestinas.
Comunión
Inmaculada vida que se transforma en paisajes sonoros
De voces milenarias navegando entre idiomas babilónicos
No espera vivir para morir, no espera morir para vivir
Solamente un Dios le permite caminar en el mar
Solamente un Dios la observa desde los cielos
Solamente un Dios la enterrará en sus tierras
En círculos infinitos se despliega desnuda
Sin padres, hermanos, sin raíces: es aire
Se funde y ríe sobre las arenas invisibles
La madera silenciosa de los árboles la abraza
Y se desliza por sus montañas verdes, infinita
Sus alas de fuego son nubes desplegadas
La luna entre sus manos acaricia el alma, vigilante.
El sol aguarda al final de todos los universos
Perdona a los pecadores porque ellos caminan ciegos
Comulga, secreta y clandestina, con el día, con la noche
Con el cosmos impertérrito, majestuoso y conmovido
Por los parques de la tarde, una dama sin nombre, desaparece.
Santiago de Chile, 1951.
Estudió Filosofía y Antropología, obtuvo Premio "Latinoamericano Jorge Luis Borges”, Fundación Givré, Buenos Aires, mención cuento corto por "
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