MENSAJES DE MARTE
Nosotros que ya vivimos de carne y hierro,
nosotros que ya pisamos suelos lunares,
nosotros, los desterrados de los lugares
ardientes como la arena de los desierto.
Nosotros, de corta vida de muerte cierta,
exóticos, algo ambidiestros y creativos,
creemos ya no en los verbos ni sustantivos
oscuros de sus lenguajes con letra tuerta.
Pensamos alguna veces que con el arte
bullido de sangre joven y cuento anciano
no existe lugar en todo el mundo marciano
que quiera tu bienvenida, tu voz de amo.
Sugieren, ante los ojos que exploran Marte,
que busquen en otra parte que aquí no estamos.
EPÍLOGO
Yo soy la pirámide viviente
el pi y la theta
la sopa de letras y las palabras cruzadas.
Yo soy el carbono 14
y el B-52
Yo soy la estrella central
de la boite
el conejo del sombrero
El cordero degollado y el conejillo de indias.
Yo soy el que voy
a comprar pan en la mañana
aunque haya que cruzar la calle.
Soy la serpiente emplumada
y el zorro en el cogote
la trinidad y el cuarteto de cuerdas.
La estrella en el infierno
y la lava en la luna.
El Aquiles, la tortuga,
la cera y el sol.
El monumento viviente
la verdad develada
de que algún bendito
inventó la escritura.
NOSOTROS SOMOS TAN RUIDOSOS
Nosotros somos tan ruidosos
raptamos al silencio.
Nosotros somos tan ruidoso
convocamos las estrellas de cobalto.
Nosotros somos tan ruidosos
una suerte de devota nos dijo
adios,
nosotros dijimos
“hola”.
Somos tan ruidosos
que decimos ¡basta!
basta al tiempo
a la devaluación del billete
al color de los agujeros negros.
Somos tan ruidosos
busque usted y encuentre.
Haga morisquetas
no se canse.
Mírese
mírese
recolector de incertidumbres. Haga
lo prohibido 3 veces al día.
Somos tan ruidosos
secuestramos circos
y almorzamos relámpagos. Viejo chotos
carne amarga
suicidas la borde del ombligo.
Hipotéticos campos de cristal
nos cierran el paso
nos contaminan de suma transparencia.
Somos tan ruidosos
y el ruido es un producto natural
una rasgadura en el cosmos.
Mírese
mírese bien
no diga que no le gusta
meter bochinche.
LOS MENDICANTES
Tengo hambre de comerme las palomas
y es vital transfigurar los edificios
en mi abdomen a anidado un orificio
y no hay nada que mi corazón no coma.
Los que pasan van a paso demandante
por caminos separados del conjunto,
los que viven aun no saben ser difuntos
solo estamos los que moran mendicantes.
Las mañanas nacen sucias y grisáceas
desde úteros matrices desteñidos,
la pobreza nos golpeo fuerte en la cara
y el continuo devenir nos ha vencido
en la indómita vereda donde para
ésta vida que parece una falacia.
SONETO DEL EBRIO DURMIENTE
(a G. T.)
Soy la tabla más desnuda de la barra
que te extraña en el reposo cuando estabas
protegido por Morfeo, do tus babas,
como mares, estilábanse bizarras.
Soy la tabla, pero no causal del sueño
negligente que acurruca a su costado
a los ángeles durmientes embriagados
exiliándose de sí, sin ser su dueño.
Soy testigo de ti mismo, soy tu cama,
el sopor, la extinción de tus dos soles,
la mañana, el sinfín de tus alcoholes,
Tú, el durmiente, el que pierde los controles
con Dionisio apagando los faroles.
Breve Reseña:
Cristián Lagos Troncoso, 1977. Profesor de Filosofía, poeta, activo gestor cultural de la región del BíoBío.
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