CIC Colectivo La silla

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Chile

Programa de Literatura en TV

sábado, 16 de febrero de 2008

Cristián Lagos Troncoso- Hualpén, 1977

MENSAJES DE MARTE

Nosotros que ya vivimos de carne y hierro,

nosotros que ya pisamos suelos lunares,

nosotros, los desterrados de los lugares

ardientes como la arena de los desierto.

Nosotros, de corta vida de muerte cierta,

exóticos, algo ambidiestros y creativos,

creemos ya no en los verbos ni sustantivos

oscuros de sus lenguajes con letra tuerta.

Pensamos alguna veces que con el arte

bullido de sangre joven y cuento anciano

no existe lugar en todo el mundo marciano

que quiera tu bienvenida, tu voz de amo.

Sugieren, ante los ojos que exploran Marte,

que busquen en otra parte que aquí no estamos.




EPÍLOGO

Yo soy la pirámide viviente

el pi y la theta

la sopa de letras y las palabras cruzadas.

Yo soy el carbono 14

y el B-52

Yo soy la estrella central

de la boite

el conejo del sombrero

El cordero degollado y el conejillo de indias.

Yo soy el que voy

a comprar pan en la mañana

aunque haya que cruzar la calle.

Soy la serpiente emplumada

y el zorro en el cogote

la trinidad y el cuarteto de cuerdas.

La estrella en el infierno

y la lava en la luna.

El Aquiles, la tortuga,

la cera y el sol.

El monumento viviente

la verdad develada

de que algún bendito

inventó la escritura.



NOSOTROS SOMOS TAN RUIDOSOS


Nosotros somos tan ruidosos

raptamos al silencio.

Nosotros somos tan ruidoso

convocamos las estrellas de cobalto.

Nosotros somos tan ruidosos

una suerte de devota nos dijo

adios,

nosotros dijimos

“hola”.

Somos tan ruidosos

que decimos ¡basta!

basta al tiempo

a la devaluación del billete

al color de los agujeros negros.

Somos tan ruidosos

busque usted y encuentre.

Haga morisquetas

no se canse.

Mírese

mírese

recolector de incertidumbres. Haga

lo prohibido 3 veces al día.

Somos tan ruidosos

secuestramos circos

y almorzamos relámpagos. Viejo chotos

carne amarga

suicidas la borde del ombligo.

Hipotéticos campos de cristal

nos cierran el paso

nos contaminan de suma transparencia.

Somos tan ruidosos

y el ruido es un producto natural

una rasgadura en el cosmos.

Mírese

mírese bien

no diga que no le gusta

meter bochinche.



LOS MENDICANTES


Tengo hambre de comerme las palomas

y es vital transfigurar los edificios

en mi abdomen a anidado un orificio

y no hay nada que mi corazón no coma.

Los que pasan van a paso demandante

por caminos separados del conjunto,

los que viven aun no saben ser difuntos

solo estamos los que moran mendicantes.

Las mañanas nacen sucias y grisáceas

desde úteros matrices desteñidos,

la pobreza nos golpeo fuerte en la cara

y el continuo devenir nos ha vencido

en la indómita vereda donde para

ésta vida que parece una falacia.


SONETO DEL EBRIO DURMIENTE


(a G. T.)


Soy la tabla más desnuda de la barra

que te extraña en el reposo cuando estabas

protegido por Morfeo, do tus babas,

como mares, estilábanse bizarras.

Soy la tabla, pero no causal del sueño

negligente que acurruca a su costado

a los ángeles durmientes embriagados

exiliándose de sí, sin ser su dueño.


Soy testigo de ti mismo, soy tu cama,

el sopor, la extinción de tus dos soles,

la mañana, el sinfín de tus alcoholes,

el descanso que tu corazón reclama.

Tú, el durmiente, el que pierde los controles

con Dionisio apagando los faroles.


Breve Reseña:


Cristián Lagos Troncoso, 1977. Profesor de Filosofía, poeta, activo gestor cultural de la región del BíoBío.

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